lunes, 18 de marzo de 2024

DEPRESIÓN SONORA. "El arte de morir muy despacio" (2022)

 


Lo de Marcos Crespo tiene merito. Estudió en la universidad donde trabajo.  Cuando llegó la pandemia aprovechó el aislamiento para componer canciones, para plasmas sus inquietudes en formato de olas sonoras de post punk lofi, con repiques de synto. 

"El arte de morir muy despacio" es todo un catálogo de urgencias existenciales, barnizados por el azote de un joven que con su música intenta captar los vaivenes emocionales, la incomprensión, que acarrea ser joven y no un borrego militante. 

Si en "Parte 1: Introducción a la entropía" es una buena manera de posicionarse en un mapa musical que ya se define a la perfección en "Bienvenidos al caos" y ese aire a The Cure que da paso a "Ven tan dentro" que bien pudiera nacer en los 80. 

No me extraña que tantos adolescentes lo tomen como timón cuando escuchas temas como "Dos adolescentes y su primer amor", y sobre todo "Parto II: La abrazo con fuerza (carta a la soledad)" un grito desesperado de rabia, la mejor canción del año. 

"Te mientes a ti mismo para ser feliz" es la más post punk del trabajo, con sus teclados en primera línea, y con su oscuridad matizada como elemento principal. Himnos para tararear entre guitarras decadentes ("Voy a explotar"), o incursiones a su manera en sonido casi industriales ("Parte III: muerte y resurrección"), todo vale en el mundo de Crespo y sus ideas tan claras. 

Para terminar, "Como todo el mundo" y "Dónde están mis amigos", digno colofón para un artista con un futuro prometedor. 



viernes, 15 de marzo de 2024

PORTASTATIC. "I hope your heart is not brittle" (1994)

 


"I hope your heart is not brittle" fue el primer disco del cantante y guitarrista de Superchunk, Mac McCaughan como Portastatic, y quizás por la cercanía al momento que vivían Superchunk, es el que más se acerca a los parámetros de esa gran banda que tan buenos momentos nos dio. 

Escuchas "Polaroid" y parece que pudiera caber en cualquier disco de su discografía, aunque eso sí, ya se nota desde que suena "Gutter", que el concepto general del proyecto se mueve en aguas menos turbulentas, queriendo así diferenciarse del sonido tan guerrero de los Superchunk. 

Mac sigue siendo irresistible con esas melodías marca de la casa  como "Naked Pilseners", o pequeños arrebatos casi punks con teclados incluidos ("Tree killers"). También el tirón acústico que luego aparecería en sus trabajos posteriores ("Creeping around" o "Weird time"). 

Pero el disfrute mayor viene de tonadas del tipo "Silver screw", donde la distorsión está bien afilada. "The maything" es otro de los ejes fuertes de un trabajo de disfrute inmediato. A todos los que seguimos los pasos de Superchunk, este disco es de escucha necesaria. El espíritu y la garra continua vivo. 



lunes, 11 de marzo de 2024

CLAVICULE. "Full of joy" (2023)


Poderoso disco el que sacaron los galos de Clavicule el año pasado, un compendio de rock acelerado, de garaje sin remilgos, de distorsiones amotinadas ("Painkillers"). Los de Rennes atinan desde el minuto uno en su discurso solvente repleto de aristas y de melodías que amenazan tormenta ("I will let you know" es casi punk). 

 "Do it" es otro ramalazo de guitarras que viven entre aires psyco y espasmos convertidos en motines de himnos para saltar y disgregarse en noches de excesos y bilirrubina. Mi favorita es "Wilted flowers", quizás por ese tono oscuro y amenazante, por esa capacidad de seducir desde parámetros más depresivos. 

En "Rockets" se hacen remolones y agitan la coctelera de su virulencia con desparpajo para en "You", sonar para un guateque sixtie. La parte más gamberra del grupo también la hallamos en "Destroy me again" donde se esfuerzan en sonar vitaminados. 

Para terminar, "INET", la mejor manera de poner fin a este crucero por el desparrame que tan bien ejecutan los galos. Un disfrute vamos. 


viernes, 8 de marzo de 2024

GAVIN BRYARS. "The sinking of the Titanic" (1975)

 


El nacimiento de este gran disco de ese enorme compositor llamado Gavin Bryars, reside en una leyenda. Dicen que en el momento en el que el Titanic se estaba hundiendo, la orquesta del barco estaba tocando en la popa de la nave más famosa de la historia por el final que tuvo. 

"The sinking of the Titanic" es un bálsamo de música clásica contemporánea, una delicada muestra del arte de Bryars en saber musicar tristezas, dramas, aconteceres ("Titanic Hymn: Autumn" es una buena receta de este menú de paces interiores que bogan entre esta sinfonías de cuerdas que te embriagan y te calman). 

Las violas de Alexander Balanescu son como un fortín de silencios que te dejan sin palabras ("Hymn II" e "Interlude"), y la orquesta que acompaña a Bryars, es toda una inmersión en paracaídas hacia lugares ignotos donde podemos vislumbrar los fantasmas de los desaparecidos  ("Hymn III"). 

El disco editado en forma original en 1975, ha vuelto a resurgir de las oscuridades del tiempo en sucesivas ediciones, aportando nuevas texturas a un material de por si ya altamente inflamable en lo referente a la emoción que provoca su escucha ("Hymn IV). 

"Last hymns" y sobre todo la intensa y extensa "Woodblocks", con sus 11 minutos, son la mejor manera para acabar un trabajo que te obliga a investigar en la dilatada e interesante carrera de uno de los personajes más inquietos de lo que se llamó música contemporánea. 


martes, 5 de marzo de 2024

BLOC PARTY. "Silent alarm" (2005)

 


Bloc Party es el único grupo que salvo de esa cochambre que vivimos según dicen algunos,  el renacimiento del post punk, y para que el que escribe sólo fue la constatación de lo bien que se vende eso de ser mediocre. The Stokes, Frank Ferdinand, Arctic Monkeys, solo son algunos nombres de ese sucedáneo que según parece, eran los sucesores de The Sound, The Chameleons, o PIL. Sin palabras porque si digo algo.....

Bloc Party, eran otra cosa. Sobre todo en este "Silent Alarm", que desde que suena "Like eating glass" o la enfurecida "Helicopter", te das cuenta que lo suyo no va de farol. Y es que el grupo de Keke Okereke y compañía, no se limitaron hacer música para salir en el NME, lo suyo eran angulosos rugidos como "Positive tension", junto a singles de esos que perduran con el paso del tiempo ("Banquet"). 

También sabían producir pequeños himnos de una tristeza apabullante ("Blue light"), o fiestas de un ritmo embaucador ("She's hearing voices"). Es imposible aburrirse en "Silent alarm". La melodía de "This modern love" conecta con lo mejor de finales de los 70 y "The pioneers" es otra disfrutable tonada de post punk. 

"So here we are" tiene ese aire de las canciones bien hechas, de saber que las influencias son bien traducidas, como ese agitado combate que es "Luno". Lo dicho, si quieres recuperar un grupo que merezca la pena en esa época de tantas sandeces musicales, Bloc Party es tu grupo. 


domingo, 3 de marzo de 2024

ZOON. "Bekka Ma'iingan" (2023)

 


Interesante segundo disco de Zoon, bajo cuyo paraguas encontramos a Daniel Monkman, indígena canadiense, que nos trae desde el vehículo de su lengua, ojibway, todo un tratado de shoegazing espectral, repleto de sentimientos que van y vienen ("All around you"). 

Con las colaboraciones de Owen Pallett y Lee Ranaldo entre otros, Monkman consigue en sus diez composiciones cautivarnos con sus ritmos minimales, electrónicos ("Brave new world (without you)"), que se dan la mano con recreaciones acertadas del espíritu de My Bloody Valentine, como nos encontramos en "Care". 

Monkman, criado en una reserva en Manitoba, tuvo claro siempre su querencia para recuperar la memoria de su pueblo, y para ello utilizó su gusto por los sonidos envueltos en una burbujas queroseno de sueño ("Dodem"). Así que este "Bekka Ma'iingan" es una de las propuestas de shoegazing más emocionales que ha salido desde hace tiempo. 

Te topas con "Niizh Manidoowig (2 spirit)" e imaginas una fogata, cantos tribales, el aullido del lobo desde la lejanía, la luna acicalándose desde un cielo perpetuo.....  O la más delicada de todo el lote, "Awesiinh (a-way-see)" todo un bálsamo para el espíritu. 

Joyas de una levedad que transpira delicadeza como "A language disappears" o "Gaagige" vienen a confirmar el valor de un disco que cada vez que lo escuchas, más te gusta. 


viernes, 1 de marzo de 2024

PLACEBO. "Sleeping with ghosts" (2003)

 


Siempre me gustaron Placebo. Su música siempre me cautivó, desde los primeros trabajos que sacaron a colación las travesuras sonoras de este seguidor acérrimo de Bowie, con el nombre de Brian Molko que supo conjugar a la perfección sus gustos con la creación de un sonido propio. 

"Sleeping with ghosts", el que fuera cuarto disco del grupo, se abre con un disparo certero de distorsión, "Bullefproof cupid", para ya desde la segunda canción, "English summer rain", iniciar el juego con la electrónica desde el suspiro musical de un Molko siempre en estado de gracia. 

Y como no, aquí también encontramos hits de esos inmediatos que seguro que conoces, que seguro has oído mil veces, como ese petardazo llamado "This picture", un vendaval que se te clava en los oídos, o la que titula el trabajo, de esas tonadas lentas que van creciendo y creciendo a base de melodía desbordante. 

"The bitter end" es quizás la más conocida de un cd que se defiende sólo, que resume en sus 12 tracks sin florituras, el hábil manejo de Molko de las esencias de un música que te hace vibrar desde el primer momento que la escuchas. Hasta tienen tiempo para especulaciones casi industriales como en "Something rotten".

"Plasticine" y "Special needs" son canciones ganadoras, de esas que al hacerla sabían que se iban a incrustar entre sus mejores canciones y "Second sight" contiene la suficiente rabia guitarrea como para no dejar de vitorear los zarpazos eléctricos de Placebo. 

Para terminar, la letanía lenta de "Centrofolds" sirve como colofón de un trabajo, que no defrauda, que milita en los rigores de la estética musical de un grupo con sello propio y que es un gusto recuperar.